Educar al sol

Cuando mi niño tenía tres años la noche decidió habitar nuestra casa. Y nuestra presencia se hizo submarina, en aquella casa inundada también por aguas profundas y silencio. Entonces la garganta de mi niño se convirtió en un pozo lleno de palabras a las que yo no podía acceder por largo que fuera el cordon que nos unía, por más que yo hiciese rodase la polea. Y hoy que hablaba con Juan de la educación me acordé de este tema de Carlos Nuñez que aquel año me hacía llorar cuando como por hechizo lo sintonizaba en cualquier emisora.
Se bien, es difícil aunque quisiera
Hacer, que toda la vida florezca
Que hoy, termine por fin esta espera
Que hoy, pueda ver mi niño esta tierra
Hoy pido a las estrellas que bendigan este agua
Que el mundo no te ciegue
Que tu noche sea clara
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