Los niños se han ido.
Me quedo con los restos del naufragio real y espero arropada a que se me pase este dolor de oídos.
Todo está bajito y a oscuras.
Mi ciudad, mi sucia calle, el sol hermoso que acaricia el naranjo que vigila mi puerta, mi espera...son los regalos de esta íntima siesta.
Pero me gustaría no estar sola ahora.
Así que podrías venir a casa, recostarte aquí conmigo, susurrarme que el antibiótico hará efecto pronto,que pasará el dolor y que te quedarás conmigo para celebrarlo.
Y me daría exactamente igual quién fueras y lo qué tienes en la cabeza,
y la edad que nos separa, y la distancia que has marcado con tiza de mi casa a la tuya
y el intervalo de confianza donde has encajado todas tus ganas de verme.
En mi cuerpo hay un sur al que se dirigen tus manos.
Y un pequeño rádar que me indica dónde empieza a crecer tu deseo.
El Sur de Jose Angel Valente El sur como una larga,
lenta demolición.
El naufragio solar de las cornisas
bajo la putrefacta sombra del jazmín.
Rigor oscuro de la luz.
Se desmorona el aire desde el aire
que disuelve la piedra en polvo al fin.
Sombra de quién, preguntas,
en las callejas húmedas de sal.
No hay nadie.
La noche guarda ciegas,
apagadas ruinas, mohos
de sumergida luz lunar.
La noche.
El sur.

4 comentarios:

Cairo dijo...

Parecen rumbos. Taimados
los aires soplan al sesgo,
el sur equivoca al norte,
alas, quillas, trazan rayas,
-aire, nada, espuma, nada-,
sin dondes. Parecen rumbos.

Parece el azar. Flotante
en brisas, olas, caprichos,
(...)
Parece el azar.
P. Salinas.

DaNieLo dijo...

Me he colado en tu perfil sin llamar. Sólo quería decirte que la sensualidad de tus palabras me ha hipnotizado.

AnA dijo...

Gracias Danielo,nos iremos conociendo.
E. como siempre, acierta con la respuesta(te he mandado email con el final de mi tarde)

Anónimo dijo...

Calle el hombre y hable el mundo... a través del susurro del viento.
Salud, ahora más que nunca!