El Sr. importante de las iniciales en la camisa sin bolsillo, dos j encima del corazón inicia la reunión con la misma pregunta con la que me saluda ¿nosotros nos conocemos verdad? Aflora la Holly que hay dentro de mí y le repito por segunda vez que no estoy segura. En realidad quiero contestarle que es posible que sí pero que afortunadamente tengo memoria selectiva producto de una educación básicamente barriobajera y que guardo la opción a guardar como donde mensualmente me coloco el tampax.

Los hombres guapos de camisa Ralph Lauren y relojes Omega nos sirven té y pastas muy atentos.

Y se preocupan por mostrarme la puerta del baño, hasta el punto de que pienso que quieren acompañarme para algo malo.

De la reunión deduzco que siempre hay hombres de negocios muy educados y atentos, independientemente del sector y actividad donde desarrollan su negocio.

Me acordé de la vez que visité una fábrica de embutidos con un vestido de gasa rosa y blanco (yo soy así de irreverente)y que el señor gerente me proporcionó una bata blanca para evitar impregnarme del olor de los jamones y chorizos que se curtían a marchas forzadas en aquellas cámaras interminables.

Durante la visita el señor cerdito valiente me explicó con todo detalle la procedencia del olor y las reacciones químicas que lo provocaban según temperatura ambiente y no sé cuántas más cosas que me encargué personalmente de olvidar nada más salir de allí.

Los hombres de negocio blanco, despachos inmaculados,puertas de seguridad con claves imposibles y manchas de boli en sus testículos se despiden muy amablemente de nosotras y el señor de la camisa con nombre me muestra su inquietud por no acordarse de dónde nos habíamos visto.

Vuelvo al despacho y Beba pregunta cómo fue todo y yo le digo que bien y que el tipo me ha preguntado como seis veces de qué nos conocíamos y que yo al final le he dicho que seguramente del club naútico y Beba me pregunta qué parte de mi vida se ha perdido y le digo que ninguna pero que cuando el tipo me respondió que del club con toda seguridad que no me quedé tranquila porque entonces no tenía que seguir la trola y Beba me dice que cualquier día me voy a meter en un lío y yo le digo que la vida es conflicto que es una frase que repetía muy menudo un ex refiriéndose a nuestra relación albanokosovar.

De repente suena el tlf y mi Alteza es llamada al salón principal de nuestra vetusta institución donde la francotiradora va a presentar sus disculpas.

Creo que su saludo hubiera quedado completo con una reverencia.

Pero como soy una reina republicana no me ando con muchos remilgos.

Me siento muy digna entre tanta obra de arte y humedad en el ambiente.

Luego presa de un deja vu experimental me convenzo de que he estado antes allí.

Al salir de la estancia miro de reojo el dibujo de Perez Estrada y la pintura de Revello de Toro.

-Los dos muy curtidos-me digo.