El feminismo de la verdad
"Ante Aarón Loeiventhal, más que la urgencia de vengar a su padre, Emma sintió la de castigar el ultraje padecido por ello. No podía no matarlo, después de esa minuciosa deshonra.
Tampoco tenía tiempo que perder en teatralerías. Sentada, tímida, pidió excusas a Loewenthal, invocó (a fuer de delatora) las obligaciones de la lealtad, pronunció algunos nombres, dio a entender otros y se cortó como si la venciera el temor. Logró que Loewenthal saliera a buscar una copa de agua.
Cuando éste, incrédulo de tales aspavientos, pero indulgente, volvió del comedor, Emma ya había sacado del cajón el pesado revólver. Apretó el gatillo dos veces. El considerable cuerpo se desplomó como si los estampi-dos y el humo lo hubieran roto, el vaso de agua se rompió, la cara la miró con asombro y cólera, la boca de la cara la injurió en español y en ídisch. Las malas palabras no cejaban; Emma tuvo que hacer fuego otra vez. En el patio, el perro encadenado rompió a ladrar, y una efusión de brusca sangre manó de los labios obscenos y manchó la barba y la ropa. Emma inició la acusación que había preparado (“He vengado a mi padre y no me podrán castigar...”), pero no la acabó, porque el señor Loewenthal ya había muerto.
No supo nunca si alcanzó a comprender.
Los ladridos tirantes le recordaron que no podía, aún, descansar. Desordenó el diván, desabrochó el saco del cadáver, le quitó los quevedos salpicados y los dejó sobre el fichero. Luego tomó el teléfono y repitió lo que tantas veces repetiría, con esas y con otras palabras: Ha ocurrido una cosa que es increíble... El señor Loewenthal me hizo venir con el pretexto de la huelga... Abusó de mí, lo maté...
La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje que había padecido; sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios."
Emma Zunz (El Aleph) Borges
4 comentarios:
Anónimo
dijo...
juer, esto si que es una revolución en toda regla... pero claro, que llamándose Emma Zunz, ¿qué esperabas? otra cosa es que fuera Mercedes de la Merced... que habría usado un coche grande y caro para atropellar al tipo ese que juraba en idisch! hummm pensabas en alguien en concreto cuando trascribiste el texto, anita?? Salud!
querida Ana, primero decirte que la foto que tienes al ciostado me ha gustado mucho, pero mucho...Segundo el odio es siempre verdadero y las circusntancias también.
4 comentarios:
juer, esto si que es una revolución en toda regla... pero claro, que llamándose Emma Zunz, ¿qué esperabas? otra cosa es que fuera Mercedes de la Merced... que habría usado un coche grande y caro para atropellar al tipo ese que juraba en idisch!
hummm pensabas en alguien en concreto cuando trascribiste el texto, anita??
Salud!
Aún recuerdo cómo me impresionó Emma Zunz la primera vez que la leí, hace ya tiempo.
Besos!
me recuerda a la película de Chinatown, de Polack.
un saludo, admirada Ana.
querida Ana, primero decirte que la foto que tienes al ciostado me ha gustado mucho, pero mucho...Segundo el odio es siempre verdadero y las circusntancias también.
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