Nos dieron un premio.(Hemos trabajado duro, muy duro estos últimos años).
Allí está Ana ahora, en el atril hablando a los hombres importantes.
Están Ana y los fantasmas de su barrio.Todos atentos.
Ana que guarda un inhalador de felicidad en el bolsillo de su chaqueta.
Ana que es una solución al desencanto.
Pero es la misma Ana que sigues hasta la puerta.
Ella que no quiere despedirse.
Que esquiva el saludo para salir huyendo.Que busca desesperadamente su teléfono móvil para llamar a su pequeño que la espera impaciente.
-¿Por qué no quieres verme Ana?-
-Porque quiero enamorarme-.
Ya lo sabes.

5 comentarios:

giovanni dijo...

Los fantasmos nos persiguen atentamente, esperando cada uno a su turno o todos juntos. Los amores nos esperan, cada uno a su turno...
Besos muchos

AnA dijo...

Interesante reflexión, cada uno a su turno.Mejor no precipitarse ni alterar el orden.Se trata de no caer en otro mandamiento del exceso como dice Zizek.
Besos Gio!

Max dijo...

Hay una cosa que dice Derrida acerca de los fantasmas, y es que involucran repetición y una primera vez, porque, como la palabra francesa lo sugiere, un revenant (un fantasma) hace su primera aparición en el acto de regresar.
Kisses, de carne y hueso (tú me entiendes).

Ana dijo...

Pues respondiste como una señora.
Que se vayan los fantasmas, o nos los desayunamos.
Hombreya! Pesssssaos!!! Ogggssss!!!
Muás!!

buscema63 dijo...

...Yo también.