David Leo escribe:

reclusión

Por cuánto permaneceremos, ella solía decir, me miraba

para desconocer la celda, pidiendo mapas al muro

para no ver la reclusión.

Por cuánto tiempo, solía repetir quien no era ella,

estamos solos, le contesté, quien me habla eres tú.

Es que flotan en la pared las manchas

y se semejan a los archipiélagos en los que arrinconé a la

vida.

Nos encerraban por el crimen que otros habían cometido

allí dentro.

Tan parecida a todos los ecos suyos, me abrazó.

Yo pensé en mis encierros voluntarios, ¿no habría

querido estar con ella a veces? Caía, lejos, la noche.

Si nunca salimos de aquí, me consoló, es que ya estamos

muertos.

Sólo quisiera un par de pájaros, tráelos tú que todo lo consigues.

Tranquila: todo, incluso en esta soledad sin muebles, es erosión.

Me dio un beso en la frente.

Nada abarcaremos, ni siquiera este espacio tan reducido.

Está bien que haya rejas, así sin más yo veo

la sombra de la sombra de la vida.

Y seguimos pronunciando frases dislocadas

toda la noche de su día eterno

mientras se sucedían los segundos inexistentes

como gotas de agua sobre el cráneo que nos piensa.

La sala continúa.

Nos encerraban por el crimen que nosotros

cometeríamos allí dentro.

Key words: lluvia, examen, ZP,silicona , verdad.