Zapatos y vibradores

Los zapatos estilo prada de la tienda BimBa y LoLa, azules de terciopelo me quedaban realmente lindos.

Di como seis vueltas a la tienda con ellos puestos ante la mirada sorprendida de las dependientas que me veían desfilar "so capable":

"años cincuenta, usted parece una señorita de los años cincuenta"-me espetaban-..

(Dios o pierdo tres kilos o voy camino de la reencarnación de Silvana Mangano).

La tarde empieza cuando despedimos al Kamosisa después de comer que nos deja con la preocupación sobre el look de la Ministra de Fomento.

Entonces M. me pide que la acompañe a comprarse unos zapatos de tacón negros.

También necesita un vibrador.

Como pueden suponer una mujer del otro lado de ningún sitio, como yo, no podía declinar semejante invitación fetichista.

M. solicita los zapatos en distintos números y me pide que me los pruebe yo primero. Intenta convencerme de que me compre los negros de hebilla pero le digo que estoy bajo la potente influencia de una restricción presupuestaria.

M.insiste. Y yo pienso en Wal y en los outlet de Las Rozas Village para consolarme.

Finalmente M. se compra los zapatos más bonitos del mundo. Negros. Con tacón de punta, de vértigo y de piel. Anchos de suela.Tentadores.

Son tan bonitos que me dan ganas de incorporarme del sofá y besar sus tobillos.

Después de tanto sofoco nos vamos a tomar un lassi a S.Agustín. El calor es húmedo y como la ropa daban ganas de quitárselo que diría el mismísimo Pessoa.Dentro de la tetería se está bien.

Debatimos sobre el amor cerca de los cuarenta.M. dice que a ella le va mal por tomar siempre la iniciativa. A lo que yo respondo que tomar la iniciativa lleva siempre un plus de responsabilidad y riesgo, y que emprender es sano pero empeñarse es incierto, le vengo a decir. Percibo por su gesto que mi comentario le deprime y al instante me recuerda que se se nos hace tarde y que todavía tenemos que ir al SexShop.

El chico de la tienda nos dice: "subid...subid en la segunda están los juguetes y en la tercera las cabinas".Yo me dirijo inconscientemente a la tercera.

A M. le digo que se compre el patito vibrador..

qué gustazo en la mano pero ella quiere algo que no sea aparatoso.

Mientras saca los dildos de sus cajas(y la observo, de reojo interesada por los que tienen control remoto)yo pruebo los látigos y las esposas. Me quedo alucinada con la cantidad de cinturones de castidad alineados en la vitrina y con los jadeos de los tipos que están en el piso de arriba. (La llamada de la selva)

M. se pregunta si la potencia del vibrador es proporcional al tiempo que tardas en correrte. Y le digo que depende de la onda expansiva de tu imaginación.Nos reímos.Bueno ella se ríe de mí porque cuando le respondo llevo un dildo negro en una mano y un látigo en la otra.

Por fin encontramos el oscuro objeto del deseo. Un pequeño y potente masajeador de clítoris de pilas recargables.Rosa.Nos encanta.Es perfecto.Suave y discreto, como un tampón.

M. dice ¿me lo llevo?

Y le contesto que sí.

Bajando Calle Larios M. saca su pequeño esclavo del bolso y me mira muerta de la risa:

-Anita, ya no estoy sola-

-Ayyy M. tomes o no la iniciativa el amor siempre llega, tarde o temprano siempre llega-le digo.

Una canción para empezar a besar tobillos y lenguetear hacia arriba.Atentos.