La casa de V se encuentra a las afueras, en el barrio diplomático cerca de la embajada española.Esa noche estamos invitadas a una cena de bienvenida. Felipe González expresidente del gobierno español viene a la conferencia y aunque la visita es de carácter informal, la cena no dejará de tener cierto aire de solemnidad.
V se licenció en árabe clásico pero domina todos los giros del idioma de la calle lo que nos permite negociar tarifa plana con los conductores de los petite taxis.
Nos lleven donde nos lleven pagamos los mismos dirhams.
Esa mañana I, V y Yo cruzamos en un fiat cinquecento azul a 100 km/h alguna de las avenidas de Rabat.
El atlántico aparece en medio del tráfico callejero, imponente, como si fuese a vaciarse sobre nosotras . Atrapadas en la discusión de I con el taxista llegamos al mercado de la brujería.V también se conoce los puestos del mercado donde comprar ropa de marca de los más importantes diseñadores españoles.Allí las mujeres marroquíes que trabajan en las fábricas venden a precios irrisorios mercancía de lujo defectuosa. Y es allí donde me compro el vestido de Custo, entallado,negro, con el estampado de una negra culona de mirada lasciva que llevo a la cena de esa noche.
Es durante la cena cuando V me comenta una preocupación: desde hace días, en su nueva casa, oye un ruidito ,como el de un gemido que se hace más intenso por la noche y tiene miedo.
Me pide que me quede a dormir con ella. Sé que acompañarla supone el riesgo de perder mi avión que sale al día siguiente. Sin embargo accedo.
En nuestra mesa,el periodista marroquí habla en francés con el agregado de la Comisión Europea. Habla un francés delicado,lleno de palabras mantequilla que extiende sobre el mantel.Es alto y muy moreno.Luego se acerca a la mesa de al lado y en un inglés ligeramente afrutado explica a los cooperantes alemanes cómo llegar al periódico para el que trabaja.
Cuando se dirige a mí en un castellano invasor siento que yo he nacido en alguna calle de su barrio y que mi destino era cruzarme con él en algún sitio.
Entonces el expresidente se despide y V y yo decidimos largarnos. V que sabe de mi tristeza pide al periodista que nos acompañe a casa.
En realidad V quería que el africano nos ayudase a buscar a los roedores que suponía le acompañaban allí desde hacía unas semanas.
Una vez en la casa el reportero buscó un palo y empezó a golpear paredes y muebles.El gemidito sólo era perceptible en el silencio.
Pero nada.No lográbamos encontrar su origen.
Así que decidimos esperar en el salón a que la noche concentrase a los aliados de la desesperación de V y preparar un ataque sorpresa.
Estaba algo mareada.Me tumbé en el sofá apoyando la cabeza sobre las piernas de mi corresponsal y en algún momento sentí sus dedos en mi cuello y más tarde sus manos rozando tímidamente mi pecho, mi ombligo y mis muñecas.
Era incapaz de incorporarme.Estoy segura de que,mucho antes, él debió sentir los latidos de mi corazón, el calor de mi rostro y mi deseo concentrándose a nuestro alrededor, aislándonos del ruido de fuera, del mundo ensangrentado que H trataba de contar.
En mi calendario perpetuo de suposiciones, el primer supuesto que aparece para ese día es que él percibió un gemido salir de mi sexo y el segundo es que yo debí intuir que estaba a punto de culminar una nueva alianza de civilizaciones.
Pero antes de llevarme de la mano al dormitorio de V. H rozó varias veces sus labios con los míos sin llegar a besarme a sabiendas de que yo lo deseaba.
Así entendí el juego diplomático de su constancia.
Despacio me llevó donde quiso.
Y yo ...firmé todos los acuerdos.
Al amanecer nos despertaron los gemiditos, los ruiditos que tanto asustaban a V.
Desnudos H y yo nos levantamos y casi a la vez dijimos ¿los oyes?
El ruido provenía de la ventana. Enrollada en la sábana me acerqué con H, el hombre perfecto,hasta ella.Asustada seguí sus instrucciones y bajé la persiana.El ruido era más nítido.Le dije que no soportaría ver ratones salir del tambucho, la caja donde se enrolla la persiana.
H me pidió que cerrara los ojos y abrió la caja.
Entonces gritó:
-Es un nido, Ana,los polluelos nacieron hacen poco!-
Le besé y decidí que aceptaría el trabajo para la Comisión.
Luego una llamada de teléfono me convenció de lo contrario.
En el bimotor Rabat-Tánger pensaba que aquel descubrimiento era la metáfora de una casa en cualquier sitio, de unos labios sobrevolando la cartografía básica de mi cuerpo, en definitiva una metáfora sobre lo que nos aproxima, una metáfora de la misma vida ...rozada.

12 comentarios:

almena dijo...

Eran totalmente convincentes las razones para aceptar ese trabajo para la Comisión!!!
;)

Besos!

Joan Torres dijo...

Me ha parecido olerte según leía.

NoSurrender dijo...

Quizás los nidos de pájaros no son casas, sino aeropuertos que nos ayudan a despegar, mi admirada Ana.

Ah, cómo envidio el don de lengua (de lenguas quería decir)de su hombre perfecto!

Besos peninsulares.

Max dijo...

Me encantó tu post AnA. Lindo. Sí. Pero creo que lo de la metáfora se extiende aún más, porque no es meramente un descubrimiento (y el nexo casa-nido), sino que supone un cambio de valencia que transita del miedo (a los roedores) a la maravilla (de los pajaritos en su nido). Ahora bien, todo esto ya estaba prefigurado en el constante desplazamiento lingüístico que recorres en tu post. Y lo digo porque este tránsito es uno ligado a nuestra relación neurótica con el otro y su mensaje (y lo que creemos que dice su mensaje interceptado). Aquí la brecha esencial a considerarse es aquella entre la diversidad idiomática y la interpretación restringida. Dicho de otro modo, si hay algo que se interpone a la posibilidad misma de la traducción es nuestra fantasía sobre el otro. La figura emblemática acá es V, que confunde—paranoidemente—el canto incipiente de las aves con los chillidos de unos ratones (algo que me recuerda las confusions/proyecciones lingüísticas en los Crimenes en la Rue Morgue). Quizás, Edgar Allan Poe de por medio, acá aparece otra dimensión de la metáfora: la de la las paradojas de la intersubjetividad, en donde atravesamos ese espejismo paranoide con el que hemos confundido al otro—y al fin lo descubrimos—en el preciso momento que intentamos destruirlo.
Kisses.

Antígona dijo...

¿Y si era el hombre perfecto, cómo lo dejas escapar? ¿O era sólo una metáfora del hombre perfecto? :P

Pero entiendo lo que dices. Hay encuentros que nos devuelven la confianza en la vida que se nos había desdibujado, que abren ventanas y puertas en nuestra mente que hacía tiempo habíamos atrancado. Y siempre se agradece el soplo de aire fresco que de repente nos llega.

¡Besazos, conquistadora! ;)

AnA dijo...

bueno...sucedió hace tiempo!!!!!
Me pregunto dónde estará ese chico?
En realidad ahora que veo su foto me parece que era argelino.
Y era asquerosamente guapo...supongo que estará con algún bellezón norteafricano de ojos grandes.
Besos!!

Anónimo dijo...

Pues a mi me parece que a partir de entonces dejó el periodismo y dedicó su vida a salvar a damiselas de roedores picudos, jejeje, ahora creo que tiene mucho trabajo en la ciudad de la luz.
Claro que es una metáfora: nosotros las creamos tanto como las creemos.
Salud!

Anónimo dijo...

Esta sí que es una buena historia. Besos y felicidades.

Anónimo dijo...

FINAL ALTERNATIVO:
...Y en el momento que descubrimos que el nido era de pequeñas gaviotas del partido popular, H se arranca de su cara una máscara de goma y es... FELIPE GONZALEZ!!!

MALEFICABOVARI dijo...

Pues yo que me había creido que este domingo había sido de gloria, vino y rosas, y todo lo que se pueda imaginar de rosa, y fusicachicle, y coloreado... y resulta que esto es ya pasado????¿¿¿¿ Bueno, supongo que le das al repeat y lo pasas en grande, no????¿¿¿¿ Es un post muy bueno, pero me pilla muy tonta.... sorry, Ana, la vida es muy cerda estos días....
Por cierto, está bien eso de tirar de recuerdos así de vivos... y dejar de especular con esos que cubren las calles y se llaman hombres....ayyyyyyyy, te lo digo, que me vuelvo una de esas que los odian a todos por uno solo, ya lo verás¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Ana, I´m gone. Pues eso. Otro día, otro te pongo algo mas vital...
Cuídate amorcito mío¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Anónimo dijo...

El otro día no me expliqué bien: lo que quise decir es que es una historia hermosa, y que yo también creo en metáforas de amaneceres, soles, vidas y vuelos.
Salud!

delirumtremends dijo...

Y poesía eres tú... aquí la bollera industrial... esperaba tu llamada, pero bueno, quizás mañana, justo cuando esté preparándome para ir de farra... mandahuevosssssssssssssss
Bssssssssssss