RAZONES TRIGONOMÉTRICAS que te da la vida, misma(si,ésta)
Antígona, la mujer a la que quiero de Asesora para Asuntos Universales me dice:
"Pienso mucho últimamente en eso de que algunas personas deban alejarse para dejar sitio a otras que llegan a nuestras vidas. Porque, ¿qué pasa cuando éstas llegan y las primeras no quieren alejarse? Uff, que la cosa empieza a parecerse al camarote de los hermanos Marx y eso no puede ser"
Ay qué te voy a decir. Yo soy de las que opinan que una ya es una multitud(una y la suma de sus identidades)como para multiplicar por tres las razones por las que una debe entender el mundo.
Creo que cuando las primeras no se alejan es porque las que han llegado no son las que realmente debían llegar.Así evidencian que el espacio que queremos que ocupen en nuestra vida no les pertenece.
Y el problema se hace grande cuando nos empeñamos en regalar los títulos de propiedad , en escriturarles nuestra vida sin conocer su disposición a tener papeles en regla.
Ay Anti......Huyamos también de los arrendadores de tiempo y ..¡diversifiquemos nuestras inversiones!
Conozco a alguna gente a la que le sale francamente bien.
Reducen riesgos,mejoran su posición en el mercado,mantienen sus activos fijos(a la espera de mejores momentos )y defienden su actitud en términos de libre mercado.
Estos tipos y tipas son los que luego acaban ascendiendo, ,volviendo a las andadas o volviendo a donde nunca quisieron o debieron salir.
Dicho todo ésto...mmm...me conmueve una incógnita:
Si en un triángulo rectángulo la hipotenusa al cuadrado es la suma del cuadrado de cada uno de los catetos..........al despejar el valor de la hipotenusa...sabría alguien decirme...
¿Cuánto amor se desperdicia en el intento?

2 comentarios:

buscema63 dijo...

Nunca se desperdicia amor, amiga. El amor se regenera y se rejuvenece. Sólo el sentimiento de esfuerzo sin recompensa parece dañado. Pero eso depende de nuestra manía de creer en una especie de eternidad detenida. Bonita canción.

Antígona dijo...

Anita, hermosísima, yo también quiero ser tu Asesora de Asuntos Universales, ¡pero ya!, así que vete preparando el puesto que en cuanto me reclames, como decía la canción, “…. lo deeeejo tooodo” :)

Nada más cierto eso que dices de que una es ya multitud, pero multitud en cualquier caso incompleta, caótica, que necesita del concurso de los otros para llenarse de mundo y poner en poco de orden en la multiplicidad de yoes que a todos nos constituyen.

Ahora, no tengo tan claro que el que las primeras no se alejen sea porque quienes llegaron no sean quienes debieran llegar. ¿Y si uno percibe que tanto quienes llegaron como quienes ya estaban merecen, por muy diversos lugares y motivos, un lugar en la vida de uno? ¿Y si en todos ellos vemos ganancia que sin embargo desborda nuestra posibilidad de atención y cuidado? ¿Y si nuestro deseo se inclina por la acumulación y no por la necesaria elección que implica exclusión? Ay, supongo que lo que más me duele es que no haya sitio para todos, porque mi camarote, como el de cada cual, tiene unas dimensiones bien precisas. ¿Es posible hacer entrar a quienes quieres y aprecias por turnos? Pero hasta la distribución de los turnos acaba siendo una tarea agotadora.

A mí no me gusta regalar títulos de propiedad: es más, los verdaderos títulos de propiedad aparecen sin que uno se proponga nada, cuando uno siente que pertenece, sin compra venta de por medio, a un determinado espacio, que es el espacio de su felicidad.

Diversificar inversiones, sí. Pero luego llega la paradoja de que la dispersión reduce la posibilidad de intensidad. La diseminación no se compadece bien con la dedicación, y cuando aspiramos a ambas cosas, entonces aparece la sensación de asfixia.

No me preocupan los triángulos, sino los heptágonos, decágonos e incluso dodecágonos. Una geometría en exceso complicada en la cuadrícula de nuestros días contados.

Gracias mil por este post, niña, ¡eres única!

¡Besos besos besos besos!