Una piscina para AnA
Puede llamarme señorita, claro.
Necesito saber los horarios y el grupo al que me han adscrito.
Ah! es éste.
Me alegra.Le dije a su compañero que me era imposible retrasar la otra clase para llegar a tiempo a ésta.
Encantada, me llamo Ana.
mmm.........¿soy su única alumna?
Increíble!Le confieso que estoy algo nerviosa.
No.No lo he intentado antes.Pero no creo que mis traumas infantiles vayan a interesarle a nadie.
Claro que a veces tengo miedo.Esto es como enamorarse, ¿sabe? Una se zambulle pensando siempre que saldrá a la superficie. Y es más le diré que durante la inmersión hay un momento en el que todos, todos, absolutamente todos, incluido usted señor abdominales, echamos de menos el trampolín.
Si pagaré todo el trimestre. Estoy decidida. No estoy segura de aplicar lo que aprenda pero yo soy una mujer preparada para el amor.
Mire, tengo una edad y un hijo así que me permito llamar las cosas por otro nombre.
Y ésta es mi primera vez.
Dígame,¿Esta usted enamorado?
No?
Pero....¿ cómo pretende entonces enseñarme a nadar?
absolute begginers, D. Bowie

10 comentarios:

Max dijo...

Actually, madly in love would be more accurate.
Kisses.

alesinho carioca dijo...

Aún recuerdo con especial nostalgia, el dia en que mi padre me tiró de aquella barca para que aprendiera a nadar. El muy hijo de puta.

Unknown dijo...

El otro día hablé con un vecino que estaba aprendiendo a nadar a sus 70 y pico años. Le llamé valiente.
Quizás es más valiente quien conoce en primera persona el riesgo, dolor y el miedo que esconden las profundidades.
Lo importante es que tú decidiste aprender a nadar, lo mejor es que encontraste alguien que te planteó el reto.
Salud naútica!

Miss.Burton dijo...

JODERRRRRRRRR, QUÉ BUENOOOOOOOOOOOOO¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Y¡¡¡LUEGO VENGO QUE VOY A CURRAR¡¡¡¡¡
ERES LA HOSTIA¡¡¡¡¡¡¡

Miss.Burton dijo...

Querida Ana, lo bueno de tirarse a la piscina, es que a uno ya le da igual todo. No es necesario que te preocupes por el agua, que lo hay, por lo que intuyo, está llena la piscina... Ni que te preocupes por el profesor, que está ahí, preparado, esperando darte unas lecciones, no tiene porque estar enamorado, amor... puedes ser tu la persona que esté esperando y que definitivamente lo enamore....... y la verdad, si se ofreció para darte clases, ya es todo un signo inequívoco de que le interesas y mucho.
Recuerda que cuando esto del amor empieza a rugir, tipo motor del bueno, no es imprescindible que las dos partes estén en el mismo lugar, sintiendo igual... lo importante es que ya haya nacido esa conexión, y que las dos partes tengan la voluntad de amarse, de llegar al final a la vez, lo de los tiempos es otra cosa, pero si el ritmo es adecuado, es magia y es cuestión de días y como mucho mesecito arriba, abajo...
Un besazo, estás monísima con el bañador, ahora que salga tb el profe, coño, que tendremos que hacer una valoración... la miss.monísima y bien equipada de cabeza no puede estar con un cualquiera... me temo que no es ese profe ningún cualquiera....
Un besazo, aa, te quiero mcho.
Acabo de venir de farra, hija, y no tengo sueño, y aquí ando, en tu casita, como si pudieras salir de las fotos y contarme algo mas... o algo, simplemente. Tu compañía...

Antígona dijo...

Pues claro que se sale siempre a la superficie, Anita, eso ni lo dudes. Uno se lanza, se ve envuelto de agua, le falta de repente la respiración, pero la superficie siempre anda ahí cerca, a nuestro alcance, para proporcionarnos el aire que necesitamos.

Lo importante, tú lo has dicho, es nadar. No estar ni dentro ni fuera sino en el juego entre el adentro y el afuera. Sumerges la cabeza y la vuelves a sacar a cada brazada, como quien da un beso y se sumerge en el otro y luego toma un poco de distancia para mirarle a los ojos.

Así es como se disfruta del agua, como se avanza mar adentro. Y sin miedo, sobre todo sin miedo. Mirando los peces de colores cuando uno está bajo el agua pero sabiendo que el aire sólo queda un poco más arriba de tu cabeza.

¡Un gran beso!

Anónimo dijo...

Ana nunca estás en el tlf, ni en el correo...dónde anda la gata metida. A las gatas no les gusta el agua, que yo recuerde.

giovanni dijo...

Creo que aprendí a nadar recién a los 10 años. Quedaron traumas infantiles, pero no importa, y una vez arrancado aprendí rápido.
Besos

Anónimo dijo...

jajajaja qué golfa

juan rafael dijo...

Una foto muy sexy, como casi todas las que pones. ¡al agua, patos!